MEZCLANDO SABORES: DOS RECETAS DE CUSCÚS


Hace unos días vinieron a cenar a casa un buen montón de amigos y amigas y se me ocurrió jugar con los exóticos sabores y olores del Magreb y de la India. Les preparé el archiconocido cuscús. Pero le dí un toque personal presentándolo en dos platos diferentes. Combinando olores, texturas y sabores. En uno reinaba el curry, en el otro las especies morunas (Rash El Hanout). Uno era discretamente picante y sabroso, el otro evocaba las mil y una noches con una mezcla  entre dulzona y picante. Disfrutamos del sobrevalorado marisco y del modesto pollo, de las verduras, de los frutos secos, ... 

Según mis benevolentes comensales (a los que agradezco que se presten tan amablemente como conejillos de indias para mis recetas) todo estaba muy rico. Pero sin duda, lo mejor de la velada fue su magnífica compañía.

La cocina de cada rincón del mundo es producto de su propia historia, de su cultura y de sus relaciones con otras culturas vecinas. 

 Las influencias gastronómicas, la mezcla o la “contaminación de las costumbres culinarias”  ha existido siempre y en todo el planeta. 

Por citar algunos ejemplos:

La cocina de latinoamérica es el resultado de la influenciada de la cocina indígena y de la española; y de las posteriores emigraciones de otros países como Italia, Portugal o Francia. Al mismo tiempo, nuestras recetas incorporaron ingredientes que antes no conocíamos como la patata, el maíz y el cacao.

Los árabes introdujeron en nuestro país algunos alimentos: el albaricoque, los cítricos, el azúcar... y la berenjena (a su vez traída de la India) que han pasado a formar parte importante de nuestra dieta.

 
La gastronomía india es producto de la fusión con la de otros países  colonizadores como Reino Unido, Francia y la influencia musulmana.

La famosa pasta italiana tiene su origen en China.

Podría continuar con muchos más ejemplos que ponen de manifiesto que la mezcla enriquece  y no  sólo gastronómicamente.

De esto van las recetas que hay en esta entrada, de mezclar sabores. Os puedo asegurar que si jugáis con productos de diferentes platos, si los unís y experimentáis, obtendréis resultados sorpendentes.


En el vídeo podéis ver como preparé los dos platos de cuscús en los que la mezcla de ingredientes de difrentes procedencias es el principal protagonista: 

         Cuscús con pollo, dátiles, ciruelas, pasas y almendras.
         Cuscús con gambones y curry.

Y hablando de fusiones, me permito recomendaros esta  musical del grupo CALEXICO que funde guitarras y bajos eléctricos del “folk indie” norteamericano con vientos  y violines “mariachis” mexicanos. Como muestra podéis escuchar esta canción  Crystal Frontier.  Seguro que os va a gustar.




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TARTA DE SAN VALENTÍN


Como ya está al caer el 14 de febrero,  se me ha ocurrido hacer esta tarta de San Valentín. Se trata de la receta de la Tarta de Tres Chocolates de la Termomix a la que me he permitido hacerle un par de modificaciones. (Al final de la entrada podéis ver el vídeo de la elaboración)

La publicidad de la que vivimos rodeados nos invita constantemente a consumir. Compramos cosas (la mayoría de las veces innecesarias) de las que poco tiempo después nos desprendemos para adquirir lo último que acaba de salir al mercado.

Cualquier excusa es buena para gastar. Si no se nos ocurre en qué no importa, ya está El Corte Inglés para recordárnoslo: día de la madre, día del padre, reyes, llega el otoño, ya es primavera... y llega San Valentín día de “Los Enamorados” 


Llegando estas fechas, grandes y pequeños comercios nos bombardean pregonando que hay que celebrarlo “por narices”: cenita rómántica, rosas que triplican su valor y regalos de todo tipo. Porque el 14 de Febrero hay que “estar enamorado o enamorada”.

Creo en el amor. Pero en el que yo creo es en ese amor que se mima día a día, compartiendo y respetando.


Mario Benedetti lo expresa así en este bellísimo poema de amor:



...si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos...



La literatura, el cine, la música, la vida misma,  está llena de historias de amor y desamor.



Amores en la ficción, en la realidad, imposibles, trágicos, serenos, apasionados... podemos encontrar infinitas  muestras. Aquí tenéis algunas de ellas que seguro conoceréis:
libromagi.blogspot



 Amores trágicos como el de los

Amores imposibles como el de Romeo y Julieta
 
    Amores en los que la diferencia de edad no importa como en el caso de Liu Guojiang y Xu Chaoqin y "la escalera del amor"

                    Amor entre “balazos” como el de Bonnie and Clyde


          

Uno de los más bellos edificios del mundo, el Taj Mahal, es el      resultado de la hermosa y trágica historia de amor entre Shah Jehan y Muntaz Mahal

Pero de todas la historias de amor que conozco, me quedo con la  que nos cuenta Jerry Zucker en su película GHOST. Hace ya 22 años que se estrenó en los cines. Desde entonces la he visto varias veces y siempre me ha gustado y me ha emocionado. 

La idea del amor eterno, más alla de la muerte, me parece tremendamente romántica y muy emotiva.  Si no la habéis visto aún os animo a que lo hagáis.

Ese el amor que yo quiero.  No me conformo con que "me quieran mucho" un solo día al año. Yo no quiero catorces de febrero que se saldan con una rosa y un te quiero (hasta el año que viene). Para mí, el amor (y afortunadamente tengo quien lo comparte conmigo) es algo mucho más grande. Yo quiero querer y que me quieran los 365 días que tiene el año.


Este es el vídeo de la receta de la tarta  que como dice mi amiga Mayti es “Barbie Total” (¡Qué le vamos a hacer! una también tiene sus contradicciones y está aprendiendo a convivir con ellas) 

Por cierto, me salió buenísima ;))


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LENTEJAS VEGETARIANAS

“Lentejas, si quieres las comes y si no las dejas”

Esto es lo que nos solían decir madres y abuelas cuando cocinaban este mágnifico potaje. Claro que lo de “las dejas” era solo un decir. ¡Pobre de tí como se te ocurriera siquiera insinuar que no las querías!

Se me viene a la memoria la imagen de mi abuela. La veo sentada en la cocina con su delantal. Con mucha paciencia va separando las lentejas de las piedras...

Siempre que la veía hacer esto me preguntaba por qué piedras y lentejas venían juntas dentro del papel de estraza. ¡Qué pérdida de tiempo!

Desgraciadamente en esa España de “plato y cuchara” las mujeres tenían todo el tiempo del mundo para dedicárselo a las lentejas, a la casa, al marido, a los hijos... a todo menos a ellas mismas. Y para colmo era bastante improbable que pudieran trabajar fuera de casa.

Mi madre si fue una de esas mujeres afortunadas que trabajaban fuera de casa. En cambio mi abuela no tuvo tanta suerte, a ella le tocó ser “ama de casa en exclusiva”.

Quiero dedicarle a ella esta entrada y mi versión de su receta de lentejas. Además hoy es una magnífica ocasión para prepararlas ¿qué mejor manera de combatir este frío polar que con unas buenas lentejitas? Con la que está cayendo (termómetros por debajo de cero en toda España)  nos darán energía y nos calentarán el cuerpo. 

Y por si fuera poco son buenas para combatir la anemia, disminuir el nivel de colesterol, para prevenir la osteoporosis, contra la depresión y el mal humor e incluso tiene propiedades afrodisíacas (podéis leerlo aquí). 

Así que hoy, viernes, después de una dura semana de trabajo, con el frío que hace, yo me enciendo una buena chimenea y me paso la tarde encerradita releyendo al Quijote que, igual que yo he hecho hoy, los viernes comía lentejas.

 “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda...”
 
Los viernes en aquella época eran días de abstinencia, lo que me hace pensar que las lentejas no llevarían nada de carne, serían “viudas” como decía mi abuela. 

Mis lentejas no se parecen en nada a las que nos preparaba ella, bien cargaditas de tocino, chorizo y morcilla. Las mías son mucho más light, pero no por ello menos sabrosas. Las suyas estaban buenísimas, pero estas no tienen nada que envidiarles:

INGREDIENTES:
-Un paquete de 1/2 kg de lentejas Pardinas (las pequeñitas)
-Una acelga fresca.
-Dos zanahorias.
-1/2 pimiento verde y 1/2 rojo.
-Dos dientes de ajo.
-Un trocito de cebolla.
-Un tomate grande madurito.
-Una hoja de laurel.
-Una ñora.
-Un poquito de aceite de oliva.
-Una pastilla de caldo de ave o sal al gusto.
-Una pizca de pimentón dulce.
-Una pizca de nuez moscada molida.
-Un poquito de pimienta molida.
-Azafrán.

MODO DE PREPARARLAS:
En una olla se echa un poco de aceite de oliva para sofreir la cebolla picada y los dos dientes de ajos laminados. Cuando estén doraditos apartamos el sofrito del fuego y añadimos el pimentón dulce. 

Agregamos las dos clases de pimientos y las zanahorias en trocitos y de nuevo en la lumbre esperamos a que se doren removiendo con la cuchara de palo. Después incorporamos el tomate pelado y picado. 

Aparte ponemos una ñora en remojo para que se ablande un poco. Una vez blanda la echaremos en la olla con los demás ingredientes.


 Añadimos agua fría hasta la mitad de la olla. Incorporamos las hojas de acelga cortadas en trozos, la hoja de laurel, la nuez moscada, el azafrán, la pimienta molida y el caldo de ave o sal al gusto.

Por último echamos las lentejas. El agua debería sobresalir unos 3 cm por encima de las lentejas. Las coceremos a fuego lento unos 40 minutos aproximadamente. Yo prefiero irlas probando para ver si están en su punto.

Aunque así solas están buenísimas, hay quien una vez cocinadas les añade un chorito de vinagre. Para acompañarlas no es mala opción un platito de rabanillos picantes, encurtidos y un buen vino tinto, de esos con cuerpo, de los que dejan mancha en el vaso.